Hitler se entera que el Walo volvió a Disputa

Hitler se entera que el Walo regresa a Disputa en marco de una eventual gira por Europa, al parecer Hitler no le tenia mucha buena. Se nota que nunca se había tomado una pilsen con el.Hace mucho tiempo que no me reía tanto con un vídeo, no se quien lo hizo, pero esta demasiado divertido, a continuación pueden verlo.

17 thoughts on “Hitler se entera que el Walo volvió a Disputa

  1. Desde el punto de vista de un comunismo radical, que busca la destrucción del Estado Burgués y la implantación de la Dictadura del Proletariado, y para el cual lo importante es exacerbar los conflictos de clase y las contradicciones del sistema…por favor no confundamos la mierda social democrata reformista (urss, cuba, up, etc) con el comunismo radical o el movimiento antagonico al capital.
    porfavor leer: bordiga, karl korsh, lucacks, guy debord.

  2. Hace exactamente un siglo el «marxismo» daba sus primeros pasos como ideología burguesa para los obreros y el propio Marx, no solo la combatía sino que se vio obligado a declarar «Todo lo que sé, es que no soy marxista». Esta toma de posición de Marx con respecto a los «marxistas» franceses en 1880, será varias veces reiterada por Engels contra los «marxistas» alemanes. Hoy, cada vez que debemos reafirmar los elementos constitutivos del programa comunista, en continuidad con la obra de Marx y Engels, estamos obligados a denunciar al mismo tiempo todas las falsificaciones «marxistas»; a poner al descubierto los mecanismos utilizados para falsificar, a oponerles el movimiento comunista real y la práctica de Marx, Engels y otros militantes en la medida que se inscriben en él.
    En primer lugar el «marxismo» sostiene en general que «el comunismo parte de una doctrina (ver de principios) inventada por Marx y Engels». Nosotros demostramos abundantemente en nuestros textos que esto es enteramente falso. Aquí subrayaremos que el trabajo de Marx y Engels fue un trabajo de Partido, que por lo tanto tiende a dirigir, centralizar, explicar teóricamente, el movimiento real existente del proletariado.

    En segundo lugar como para el «marxismo», Marx y Engels inventaron la «doctrina comunista», esta se reduce a un juego de palabras y de citaciones en permanente revisión. Así los sindicalistas «marxistas» combatirán la «palabreja» molesta de «abolición del trabajo asalariado» por lo cual lucha toda asociación obrera, como Marx y Engels pusieron en evidencia. De la misma manera Kautsky en su obra maestra de la falsificación «La dictadura del proletariado» (sic) dirá que los bolcheviques «han recordado a tiempo una palabreja» (así como suena ¡! «des Wortchens» comenta Lenin) «sobre la dictadura del proletariado que Marx empleó una vez en 1875 en una carta»¡! (7). A nosotros por el contrario nos interesa subrayar que la verdadera ruptura de Marx y Engels con el Hegelianismo, es no partir de principios, de ideas, del hombre abstracto; sino por el contrario partir del hombre concreto, de la concentración de deshumanización de toda la «humanidad» en el proletariado, de su vida práctica como sujeto histórico del comunismo, que «todo el movimiento de la historia es el acto real del nacimiento del comunismo, el acto de nacimiento de su ser empírico, y de conciencia pensante» (8), que el desarrollo y lucha de este ser empírico no es personalizable, pues es afirmación de clase, es decir de Partido. Hoy, en esa misma lucha del Partido Comunista, contra todas las falsificaciones, cuando reivindicamos integralmente «la dictadura del proletariado para la abolición del trabajo asalariado» no estamos reivindicando «palabras» ni «palabrejas» (siempre susceptibles de ser vaciadas de su contenido); estamos, por el contrario, reivindicando integralmente el contenido de una lucha histórica, que fue demarcando al proletariado como clase portadora del comunismo y que como tal, no está sujeta a ningún tipo de revisiones.

    En tercer lugar, los ideólogos de la contrarrevolución, coherentes con su ideología de «los principios descubiertos por Marx» dicen: «no fue el proletariado el que tuvo por primera vez la idea de que necesitaba organizarse en partido, sino Marx; no fue aquel sino éste el que utilizó por primera vez la ‘palabra’ dictadura del proletariado». A esta reaccionaria separación entre teoría y práctica, nosotros le oponemos la unidad indisociable del movimiento comunista, como ser empírico y conciencia pensante, y coherente con ello subrayamos:

    que como no se trata de palabras o de principios inventados todas las determinaciones de la lucha del proletariado precedieron la vida de Marx y Engels;
    que incluso en la época en que la intuición del proletariado no había sido capaz de formalizarse en teoría comunista, su objetivo (la abolición de la sociedad de clases) y su acción histórica (lucha por su constitución en partido y en clase dominante) preexisten de manera tangible e irrevocable en su propia situación de existencia;
    que por ello resulta tan imposible como poco importante preocuparse por saber que individuo descubrió tal o tal fórmula que se encuentra hoy en el centro del programa comunista;
    que, así por ejemplo, es seguro que Marx no fue el primero en hablar de la lucha por una sociedad sin clases y sin trabajo asalariado y que el origen de dichas expresiones se pierden en el tiempo;
    que, así por ejemplo, es seguro que las expresiones «autoemancipación del proletariado» «constitución del proletariado en clase y por lo tanto en partido» son expresiones utilizadas por el proletariado mucho antes del Manifiesto del Partido Comunista (por ejemplo en los grupos que encabeza Flora Tristan) y que sería imposible saber quien utilizó dicha fórmula por primera vez;
    que en cuanto a la expresión «dictadura del proletariado» es indudable que resulta de la purificación de la consigna que la antecede «dictadura de los pobres» producida en toda la fase sectaria del proletariado francés: «Liga de los Iguales», «Liga de las Familias», «liga de las Estaciones», «Liga de los Justos», «liga Comunista», etc.; pero también resulta imposible y absurdo preocuparse por saber quien utilizó por primera vez dicha expresión;
    que nuestro interés comunista, no es solo demostrar que los «marxistas» falsifican la historia, lo que resulta demasiado evidente, ni por lo tanto oponer un individuo a otro individuo, sino delimitar el programa histórico de clase, que como tal es impersonal, no surgido de una o 10 cabezas, sino de la guerra de clases; una guerra que es al mismo tiempo económica, política, social, militar, teórica.
    En cuarto término, la contrarrevolución, al presentar a Marx y Engels como inventores de la doctrina y los principios comunistas, les hace «el homenaje» de petrificarlos en el altar de la «ciencia» («excelentes filósofos», «buenos economistas»,…) lo que le permite integrar su «doctrina» y lo que es más importante ocultar /enterrar su obra real, su obra de Partido. La fuerza de Marx y Engels en su crítica de la economía política, de la filosofía, etc., es la fuerza de una clase en movimiento que critica el capital, y todas sus ideologías. Cada problema teórico de difícil resolución para Marx y Engels en su lucha contra la filosofía de Hegel o/y de Feuerbach, encuentra su solución práctica o el esbozo de la misma, en la acción real del proletariado. Toda la crítica a la ideología se funda en la existencia y el desarrollo del proletariado como clase, que tiene como punto de convergencia teórico-práctico, la acción del Partido Comunista a la que Marx y Engels dedicaron su vida. Toda separación entre el trabajo de Marx y Engels y su acción de Partido es falaciosa y mistificadora; pues solo como militantes del Partido Histórico del Proletariado pudieron explicar deterministicamente su programa, sistematizarlo, afinarlo, formalizarlo, ampliarlo, demostrarlo, evidenciarlo, asumirlo, etc.
    En quinto lugar y como consecuencia de toda su concepción formalista y doctrinaria, el «marxismo» como ideología de la contrarrevolución, concibe el Partido como realidad ideológica formal y por lo tanto accesoria. En base a ello es incapaz de comprender (=falsificar, distorsionar, etc) la obra de Marx y Engels como obra de Partido, pues no ve en la vida de éstos un grupo formal que se autodenomine Partido. A esta falsificación respondemos:

    que la lucha del proletariado por organizarse en partido, es el centro determinado por las propias condiciones de explotación, de toda su actividad;
    que el Partido, no es por lo tanto accesorio sino fundamental, y que sin él el proletariado no existe como clase sino como masa de individuos – objeto inerte de la explotación yy de la barbarie capitalista;
    que «La Liga (de los Comunistas NDR), como la sociedad de la Estaciones de París y cien otra sociedades, no han sido más que episodios en la historia del Partido que nace espontáneamente de la sociedad moderna» (MARX);
    que por lo tanto debemos combatir toda asimilación entre Partido y tal o cual organización formal del pasado: «Yo he tratado de liquidar todo malentendido que me haría comprender por ‘partido’ una Liga muerta desde hace 8 años o una redacción de periódico disuelta desde hace 12 años. Yo entiendo el término ‘Partido’ en su larga aceptación histórica»;
    que por lo tanto por más importantes que puedan ser esas expresiones regionales y limitadas en el tiempo (y SI que lo han sido), no podemos identificar las mismas al Partido Comunista que es necesariamente la unidad real como fuerza, como comunidad de objetivos e intereses en el espacio (tendencia a la centralización internacional de esos esfuerzos) y en el tiempo (continuidad y afirmación programática a través de la historia);
    que por lo tanto el Partido Comunista como realidad histórica, tiende siempre a estructurar esa unidad orgánica en el tiempo y en el espacio, pero afirmando sólidamente que la revolución no es cuestión de forma de organización, designa como Partido, en cada fase histórica, no tal o tal asociación comunista, sino la realidad viviente de la clase organizándose y centralizándose a nivel mundial incluso cuando esa organicidad no está estructurada;
    que por ello Marx y Engels conscientes del carácter episódico de toda asociación de comunistas, no confundieron jamás la liga con el Partido Comunista; y liberados de todo democratismo llamaron al manifiesto redactado por ellos (no solo Manifiesto Comunista) sino precisamente Manifiesto del Partido Comunista (9), subrayando así que por su contenido sobrepasaba totalmente la forma limitada de la Liga. Se afirmaba así que el Manifiesto no era únicamente la plataforma de los adherentes a la Liga, ni el simple producto de sus componentes; sino el resultado de toda la historia anterior de la clase obrera, la síntesis de la teoría de la autoemancipación del proletariado (10) y que como tal definía la comunidad de objetivos e intereses en el espacio y en el tiempo. Precisamente por situarse en esa línea histórica, por ser un resultado del proletariado mundial, y constituirse en elemento organizativo indispensable de su fuerza revolucionaria, es obra del Partido, es el Primer Manifiesto del Partido Comunista Mundial.
    que es ese, y no otro, el aporte teórico y organizativo del Primer Manifiesto del Partido y de ninguna manera las medidas concretas propuestas en el Capítulo II o las tácticas de los comunistas frente a los diversos partidos opositores (capitulo IV) (11) que es lo único que ha considerado importante la contrarrevolución formalista y doctrinaria para liquidar su esencia revolucionaria. Esas medidas, esas tácticas no solo fueron circunstanciales, sino que reflejaban el desarrollo social, político y teórico del proletariado y su programa en una fecha determinada;
    que si bien la sociedad burguesa ha creado una ideología reaccionaria que denomina «marxismo», jamás podrá integrar lo que es históricamente su antagónico absoluto, su destrucción y la prefiguración de la sociedad comunista: el Partido Comunista. Por eso hoy expresiones teóricas del Partido, de hace más de un siglo siguen siendo subversivas, y se las trata como tales: se las oculta, se las castra, se las desfigura (y los grandes especialistas en la materia siguen siendo los especialistas en «marxismo» -SIC, SIC). Así, por ejemplo, la versión que fue leída en la propia Alemania del primer volumen de esa potente arma de la revolución que es «El Capital» y reproducida hasta por lo menos 1931 donde aparece «la novena edición incambiada» es una versión totalmente castrada por el «marxista» Kautsky. Este «a los efectos de eliminar las palabras difíciles para los obreros», reescribió frase por frase dicha obra del Partido. Una sola muestra alcanza: ahí donde Marx escribió «la energía moral que podría conducirlos -a los obreros- a apoderarse del poder» Kautsky siempre muy preocupado en aportarle la «ciencia marxista» bien digerida a los obreros reescribió: «la energía moral que los prepara para un eventual ejercicio de sus derechos políticos» es decir para ir a votar (12).

  3. La socialdemocracia alemana, creadora del «marxismo», se encuentra en el punto de partida de todas las falsificaciones no solo del Programa Comunista, no solo de la obra de Marx y Engels sino también de la historia de las lucha obreras y de las polémicas entre las corrientes proletarias que acompañaron estas luchas.
    Como lo hemos dicho muchas veces Kautsky es su expresión más acabada e inteligente, de este partido de reformas. En sus obras sucesivas Kautsky escamoteará primero el problema de la destrucción del estado burgués, para luego confesar abiertamente que la socialdemocracia lucha por conquistar el poder de Estado y no para destruirlo.

    Lenin en el «Estado y la Revolución» que es por su contenido, a pesar de su terminología, una reafirmación importantísima para la época del programa comunista contra la ideología socialdemócrata, comentando «El camino del poder» de Kautsky subraya acertadamente que éste:

    «luego de haber proclamado categóricamente que la era de las revoluciones estaba abierta, en un libro especialmente consagrado, como lo dice el mismo, al análisis del problema de la ‘revolución política’ deja nuevamente completamente de lado la cuestión del Estado. Todas esas tentativas para darle vueltas a la cuestión, todos esos silencios y reticencias han tenido como resultado inevitable su reunión completa con el oportunismo…» (14)
    En su polémica contra Pannekoek, Kautsky dice:
    «Hasta aquí, la oposición entre socialdemócratas y los anarquistas consistía en que los primeros querían conquistar el poder del Estado y los segundo destruirlos. Pannekoek quiere uno y el otro.» (15)
    Y Lenin, agrega:
    «La distinción que él (Kautsky NDR) establece entre socialdemócratas y anarquistas es completamente errónea: el marxismo es definitivamente desnaturalizado y envilecido.» (16)
    Era cierto que la falsificación de la obra de Marx era total, el comunismo había luchado siempre por la destrucción del Estado y nadie había puesto en evidencia ello en forma más contundente que precisamente Marx y Engels. Pero no lo era el hecho de que fuera una falsificación de la obra de la socialdemocracia, de la obra del propio Kautsky, ni la de sus predecesores; pues estos nunca habían luchado contra el Estado, sino por ocupar el timón de ese mismo Estado. Kautsky lo que hace aquí es confesar (como lo habían hecho tantos otros antes que él, ejemplo Bernstein, August Bebel, Wilhelm Liebknecht, etc.) lo que era una realidad desde la fundación de la socialdemocracia alemana. En efecto, la socialdemocracia que se había consolidado como organización en base a sucesivas fusiones al mismo ritmo que había avanzado la contrarrevolución sobre todo el continente europeo posterior a la Comuna de París, no fue jamás un partido del proletariado revolucionario. Ello no es solo aplicable a sus alas de derecha provenientes del Partido Popular Alemán, o a los Lasallanianos, sino a su ala izquierda proveniente del Partido de Eisenach, que la socialdemocracia hará pasar a la posteridad como el ala «marxista». Estos «marxistas» que no integraron a parte entera ni se comprometieron a fondo con la Asociación Internacional de Trabajadores, que promovieron y aprobaron un programa de fusión que Marx y Engels rechazaron de plano (17), era tan «marxistas» como los «marxistas» actuales y a menos de una década de la Comuna de París confesaban:
    «Es un hecho que nosotros nos conformamos a la ley, porque nuestro partido es efectivamente un partido de reformas en el sentido más riguroso del término, y no un partido que quiere hacer una revolución violenta -lo que de todas maneras sería un absurdo-. Niego en la forma más solemne que nuestros esfuerzos tiendan a derribar por la violencia el orden vigente del Estado y de la sociedad.» (18)
    «Protestamos contra la afirmación según la cual nosotros seríamos un partido revolucionario… La participación de nuestro partido en las elecciones es un acto que demuestra que la socialdemocracia no es un partido revolucionario… A partir del momento en el cual un partido se coloca sobre la base de todo el orden legal, el derecho al sufragio universal y testimonia así que está totalmente dispuesto a colaborar en la legislación y en la administración de la comunidad, a partir de ese momento ha proclamado que no es un partido revolucionario.» (19)
    ¡¡Más claro imposible.!!
    ¡¡ Y esta era la izquierda de la socialdemocracia!!

    ¡¿Cómo podemos aceptar entonces, que Kautsky del 14-15, sea un renegado de la socialdemocracia?!

    De ninguna manera, la socialdemocracia nunca fue otra cosa que eso: un partido de reformas del capital. Su programa fue siempre:»NO a la destrucción del Estado» y esto no sólo la oponía a Bakunin, no solo a los propios Marx y Engels, sino a todo el proletariado revolucionario.

    He aquí como resume Kautsky ese programa:

    «…El rol de la huelga de masas, no puede ser jamás el de destruir el poder del Estado, sino solamente el obtener del gobierno concesiones sobre una cuestión dada, o el de reemplazar un gobierno hostil al proletariado por un gobierno que vaya adelante de las necesidades del proletariado… Pero nunca en ningún caso ello puede llevar a la destrucción del poder del Estado, de él solo puede resultar un cierto desplazamiento de la relación de fuerza al interior del poder del Estado… el objetivo de nuestra lucha política sigue siendo entonces, como en el pasado, la conquista del poder del Estado a través de la adquisición de la mayoría en el parlamento y la transformación de éste último en amo del gobierno.» (20)

  4. jajaaj el comunista hizo el legendario hacedor de trabajos de colegio
    «copy and paste» jajaajajaj
    fomeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee.

    jajaaj video bueno!!!

  5. que tiene el reproducir un texto del gci para que respondan inquietudes de algunos compañeros, o poder separar entre dos conceptos teoricos, lo mas comico es que cuando se trata de hablar un poco mas serio aqui se tira mierda y se prefiere estar peleando como estupidos sobre un video de musica o sobre el pelambre de alguna banda, julio lastima que sea fome, pero creo que es necesario poner esos temas en el tapete y el gci lo hace de una manera bastante clara, nose por que mierda deberia de escribirlo yo de nuevo (me hace mas iteligente? importa acaso eso?)

  6. Y si eres tan comunista y serio porque no posteaste sobre el discurso de Obama segun Chomsky (o en cualquier lado menos aqui)?
    Agueonao.

  7. tienes razon, disculpa querer exponer algo como respuesta sobre alguien que penso que el comunismo era una mierda partidista…de chomsky no tengo nada que decir 8aparte de que es un reformista de izquierda), del discurso de obama no mucho aparte de lo ya dicho.

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