Ultimamente la frase «de culto» ha estado bastante en boga. Como frase publicitaria, y como expresión popular.
¿Ejemplos? La campaña publicitaria de cierta cadena de grandes tiendas que se hizo famosa por utilizar obras licenciadas con Creative Commons sin respetar las condiciones de la licencia: «Zapatillas de Culto». Hasta el día de hoy no puedo encontrar algo en esas zapatillas que sea digno como para rendirle culto a ellas.
¿Otro ejemplo? El culto al vino. Desde hace años vengo afirmando lo mismo. Cuando yo era chico, recuerdo que existían dos opciones con respecto al vino: Una, que era una bebida alcohólica para viejos, que se consumía con las comidas o porque la gente que la prefería no gustaba de los destilados. La otra, que era el copete de los flaites (o cumas, en aquellos años), ya que los copetes taquilleros eran el vodka y el pisco.
Actualmente, no eres nadie socialmente si no tomas vino, si no te gusta el vino o si a lo menos, simulas que te gusta el vino… si no te gusta, supongo que puedes arrugar la cara disimuladamente para pasar el mal gusto sin perder el status social que entrega el gusto por tan distinguida bebida.
Por lo general, me revienta la intelectualización de las cosas. O sea, me disgusta de sobremanera que el simple hecho de consumir/gustar/frecuentar determinados productos, actividades o lugares, sea un hecho digno de un «concienzudo» análisis y que ademas, entregue un status de «superioridad» frente a la gente que no consumimos/gustamos/frecuentamos dichos productos, actividades o lugares.
Recuerdo acá particularmente la columna de Volodio hace algunos días acá en GT o una columna que Horacio publicó en su Flickr hace bastante tiempo, ambas refiriéndose a las actividades culturales auspiciadas y patrocinadas por las políticas publicas del gobierno, a la «buena onda» que se genera alrededor de estas y el aire de superioridad que del que se rodean quienes practican y consumen dichas expresiones y actividades culturales.
Personalmente, creo que la intelectualización va de la mano con dar a actividades o gustos absolutamente comunes y mundanos, una dimensión nueva que entrega status social y este «aire de superioridad» del que ya hablé.
Por ejemplo, algo tan común y corriente como el hecho que te guste el vino. A mi viejo le gusta el vino. Cada vez que cena se toma una copa de vino, pero no por eso, se convierte en un tipo interesado por la llamada «cultura del vino» ni tampoco ha salido corriendo al valle de Colchagua ni tampoco ha comprado un pasaje en esas «rutas del vino» tan comunes en la Vi y VII regiones. Tampoco conversa sobre vinos ni transforma el simple hecho de tomarse una copa de una bebida alcohólica en un «estilo de vida». Mucho menos una «cultura».
Ahora, hace un par de días vi en las noticias un reportaje sobre el surgimiento de un «culto» a un producto que tiene bastante popularidad entre lectores y escritores acá en GT: El café.
Desde ahora en adelante, veremos a los mismos cazadores de tendencias buscando estar a la ultima y comprando y hablando de las propiedades de aroma, sabor, color, y cuerpo del café. Ya no se disfrutará de esta gran bebida por el simple hecho de disfrutarla, sino por que será bien visto socialmente.
No niego que debe haber tipos que realmente sepan de vinos o de café, y que efectivamente gusten mucho de ambas cosas, pero también afirmo con toda seguridad que la gran mayoría de los que se declaran fanáticos del vino (o en el futuro, del café) lo hacen mas que nada por el status social que este entrega. Sino, no se habrian publicado reportajes como este, que básicamente, entrega un glosario de palabras relacionadas con el vino, su cata y degustación para impresionar a tus amigos.
Estas supuestas «culturas» del vino, o del café, creo que solo ayudan a reafirmar las actitudes arribistas de cierto tipo de gente que anhela desesperadamente formar parte de una especie de elite cultural y social que deambula por el barrio del museo de bellas artes, los cafés del barrio Lastarria, las obras de teatro del centro MORI y las presentaciones artísticas y culturales auspiciadas por el gobierno como el «Santiago a 1000».
Personalmente, me pregunto. ¿Porque cresta tengo que parecer un intelectual del vino para poder tomarme una copa? (dicho sea de paso, no me gusta el vino) ¿O porqué hay que vivir demostrando que tenemos determinados gustos y preferencias como forma de validar una cierta forma de distinción entre aquellos «que saben» y el resto del populacho?
Creo que tanto el viejo que se empina la caña de pipeño en una cantina en un pueblo en mitad de la nada, disfruta tanto de ese liquido como el ejecutivo joven que tiene una mini-cava en su casa y descorcha una botella de vino en su loft para beberla con sus amigos.
Ni el vino, ni el café, ni el teatro, ni «la cultura» tienen nada de malo. Lo que es realmente malo, son las intenciones de superioridad que se esconden tras el consumo de dichos productos y las «culturas» elitistas, excluyentes y arribistas que se generan junto a estos.
A todo ese sentimiento de asco que provoca la siutiquería y el snobismo, súmale el resentimiento social y ya tienes el punk.
VIVA EL RESENTIMIENTO!
@Camilo: ni siquiera se trata de resentimiento, (aunque tu punto de vista puede funcionar como «ecuacion» para definir el punk) sino que se trata simplemente de sinceridad.
Si te gusta el vino, el café, el teatro o la huea que sea que te guste, ¿es realmente necesario hacerse el «intelectual» por el simple hecho de que te guste eso? ¿o de crear una «cultura», de donde es evidente que no se puede generar algo tan complejo como la cultura?
@Tomas Leal:
Absolutamente de acuerdo. Lo del resentimiento lo puse porque yo soy un resentido nada más.
Incluso en el punk, cultura iconoclasta por excelencia, existe la tendencia a levantar ídolos de la nada, lo que erige una casta de seres superiormente intelectuales que alcanzan otro nivel y se van a voladas raras, super autorreferentes… Al final todo termina siendo como el cuentito ese del traje nuevo del emperador… La gente normal, entre la que me incluyo, aún vemos al viejo a raja pelada y no logramos ver las lindas telas que forman su vestimenta… Y de todas maneras si la viéramos sería horrible.
camilo lo ha dicho, y pasa con el cafe, con apple, con vans, con el acetato, con las chapitas, etc, etc.
definitivamente, es mejor verle la raja al viejo que verle la ropa… por contradictorio que suene
😀
Se trata simplemente que disfrutes, que no se convierta en una obligación para ser «cool».
Creo que a escala micro pasa lo mismo en el mundillo punk, escuchar black flag está bien aunque no te guste, coleccionar vinils de bandas crust filipinas y sxe croatas da cierto status.
Ser vegano para llevarla la contra a tu mami, ser artista «especial», leerse bakunin y ser un parasito de tus viejos, encargar a USA con la tarjeta del papi y después tratar de «judío» al organizador de conciertos, en fín, creo que está de moda tratar de burgues como si esto te hiciera más revolucionario.
De todas maneras si alguien se interesa por el café, por zamparse un rico vino, comprarse un mac y lo disfruta no veo que esto sea un problema, yo creo que se trata de ser simplemente honesto con uno mismo.
Este mismo foro se llena de comentarios barsas sobre que es más punk y que no lo es,…………snob-punks.
totalmente de acuerdo con padre hurtado. al final lo que más importa es ser honesto consigo mismo y con los demás. No autoconvencerse de que tiene que gustarte el vino, el sushi o el café de grano y si te gustan de verdad no ocultarlo porque tus amigos punks te tratan de pituco.
@padrehurtado, @katz: le acertaron exactamente a lo que queria decir. Consumir o comprar ciertas cosas no tiene nada de malo, el problema son los aires de superioridad que algunos se dan por el simple hecho de tener o consumir esas cosas.
Ahora, por otro lado, esa huevada de decirle burgues a todos los que se te crucen y que no opinen igual que tu, es como lo mismo que pasaba hace algunos años, que a todo el mundo habia que decirle fascista. Si no, eras un reaccionario.
yo disiento un poco en algunos aspectos. Es decir, el snobismo y la altaneria no son sinonimos de intelectualidad. quizas son un simulacro estetico (como usar lentes sin necesitarlos) pero por lo general son practicas mas habituales de las personas del mundo de las artes que de los intelectuales (que en su mayoria vienen de las humanidades o ciencias sociales).
No imagino a Gabriel Salazar (el intelectual vivo mas importante en CHile, segun mi humilde opinion) participando de esos espacios frivolos. los inlectuales, creo, debido a los duros regimenes de lectura y escritura a que se someten, no son seres muy sociables y suelen disfrutar de la soledad o de la compañia de otros intelectuales.
Es facil distinguir un intelectual de un intelectualoide. Este ultimo es experto en hablar y escribir «en dicifil» sin decir gran cosa. Rara vez producen grandes trabajos, (de mas de tres planas), o buscan ganar la legitimidad a traves de su apariencia. El intelectual suele producir mucho, pero sobre todo tiene la virtud (y eso lo diferencia del academico) de que traspasa las barreras de la universidad e ingresa sus conocimientos a la sociedad (para bien o para mal)socializa un conocimiento que de lo contrario seria patrimonio exclusivo de la academia.
@SILVESTER STALíN: definitivamente, pero yo no hablo de intelectuales. Hablo de intelectualización. O el tratar de generar «cultura» en torno a objetos tan sencillos como una taza de cafe o una copa de vino. Ni el cafe ni el vino generan cultura, la generan las personas que los consumen. Y esa cultura la generan no por el hecho de consumir vino o café, sino por el simple hecho de vivir.
y si simplemente te gusta el vino? por que el vino es bueno? abre los ojos, mira hacia arriba, disfruta las cosas buenas que tiene lalalala
Wau !!! Juan Emar está vivo !
creo que razones sobran y extraigo lo siguiente:
1- ser honesto con uno mismo, creo que todos aquellos aquí queriendo o no, hemos formado alguna vez parte de estas «culturas», lo importante es saber por que y para que lo hago. Un nivel que creo se exhibe en los comentarios de todos los escritores en GT.
2- la intelectualización es sinonimo de mercado, nuevas excusas para vender status.y concuerdo don Silvester Stalin, una persona que ocupa su cabeza en actividades intelectuales y no intelectualoides, no debe preocuparse del marketing de su imagen, eso lo harán otros. Provengo del mundo del arte y conozco ese mundillo. Se valora lo original y se cree que original es hacer el tony y no arrugarse. mucho snob, sobre todo en contextos donde ser validado social o comercialmente es importante.
3- esto es mas superficial. que lata cuando te incluyen en una nueva cultura por que esta de moda lo que te gusta.
mira chiquillos si donde haiga un grupo de gentes reunidas va existir,lo interesantisimo del asunto seria saber que motiva a la gente hacer eso mas alla del querer destacarse o ser el mas escachado para las lolas (no soy mina par ver de su lado)y por qué la sociedad y la relaciones de la perosnas necesitan de eso.
obvio que es por un sociedad jerarquica y eso es una forma de hacer merito para ser lo que se supone es estar donde los destacados y es una expresion de las jerarquias.
Esta costumbre empieza de chiquilines, desde pre-kinder, mirando a los padres y adultos como se tratan entre ellos y como tratan a los que se suponen son inferiores o distintos a ellos. El harcore no es nada especial y alli convive gente normal que trae consigo esa demostraciones: unos mas elites, unos menos, auque no lo quieran; y lo anarquistas tampoco se escapan de eso, ellos hacen del «bajismo» una forma de «arribismo». Asi como los artesas de barrios pirulos y la izquierda de buen pasar, antes del golpe se trataban de mismetizar con alguna idea de lo era el pueblo, dejando de lado lo que creían que era ser «burgues», apropiandose de vestimentas,simbología de los pueblos indigenas y de su folklor con fines políticos o para dar vida una identidad izquierda artesa o clase politica.
Pero el punk debio romper con todo esos moldes en teoria, pero somos unos putos seres humanos y no dioses, Y la sociedad y sus intituciones desde pequeños comienzan a anularte para que seas parte de la cadena de producción y eso le lleva la separación y distancia social entre las personas para poder acceder algun escalafon miserable de la piramide social, legitimando la logica de la competencia. Y los productos de cultos, obtenerlos, hablar de ellos es también parte de eso.
Lo que hay que tener cuidado es que no se transforme en arma para herir a otros, discriminar y dejar fuera de la participación social.
Una de las formas de combatir esta mierda es compartir la información, compartir y compartir y compartir. Democratizar estos objetos de culto, democratizar los conceptos de culto, entregar los conocimientos a quien deseo tenerlos o muestre interes, de esa forma pierden su calidad de culto y las elites sabiondas dejan de serlo.
Ya ven el precio de los buenos libros o el acceso a una buena educación en informacion y estimulacion.
Pero en resumen lo que importa es la practica dela pesona y como escribio Padre Hurtado en su idea de que hay que ser consecunte primero con uno mismo, porque asi se llega a la madurez y al tratto entre las personas sin poses y dobleces. ¿Para que chuca ray Cappo gritaba Honesty?